domingo, 22 de marzo de 2009

CUATRO NOCHES CON ANNA


La soledad y el amor se dan de la mano en una historia tan real como triste. En el aire vuela el espíritu del maestro Kieslowski y más concretamente del episodio de "No amarás" de esa gran obra maestra llamada Decálogo. También el film rezuma el sentimiento de amor de "Noches blancas", las cuatro noches de un soñador narradas con la maestría de Dostoyevski, el frío de Polonia y el de Rusia no son suficientes para apaciguar el amor secreto de los protagonistas. Estas son dos referencias importantes y muy difíciles de superar pero el pequeño film polaco de Skolimonski se acerca.
El protagonista trabaja en el crematorio de un hospital en un pequeño pueblo polaco, un lugar triste y frío donde nieva en invierno y el tiempo parece detenido en el pasado.
El único aliciente de Leon es el amor se que despierta al observar por su pequeña ventana a una enfermera que tiene la habitación frente a su casa.
Como el joven Tomek en "No amarás", Leon Okraska observa a su amante con un prismático roto. Pero Leon va un paso más allá y entra por la ventana durante la fría noche, la noche blanca. En la habitación de la enfermera la alumbra con una pobre linterna y la observa como duerme, le limpia la habitación, le cose un botón, le pinta las uñas. Por la noche vive la vida que le gustaría junto a su amada. Durante le día despierta a la realidad y no intenta hablar con ella e incluso se siente intimidado cuando se cruza con ella en el supermercado del pueblo, su enorme timidez le vence, le paraliza.
La película es del 2008 y se ha estrenado hace poco en Francia, esperemos que aquí corra la misma suerte.
Una curiosidad, Kieslowski, Dostoyevski y Skolimowski acaban en "ski". Tres nombres unidos por un mismo sentimiento, el amor secreto y no correspondido y plasmado con sumo arte en sus obras.

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