domingo, 21 de marzo de 2010

AUTOMAT

Una mujer pensativa toma un café aún con el guante puesto en una mano. Las luces son lo único que refleja el cristal trasero, el efecto produce todavía más soledad. Parece como si estuviera en un limbo, donde no existe la cafetería, absorta toda ella en sus pensamientos. Aún más inquietante si pensamos que igual la imagen no existe y sólo es producto de la imaginación. El reflejo oscuro del cristal siempre me ha intrigado como si un futuro todo negro fuese a llegar después de ese café.

Automat*, 1927 de Edward Hopper
* Automat designa, a la vez, una cafetería automatizada y un autómata.

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