En 1736 fundó el primer cuerpo de bomberos de Filadelfia, la Union Fire Company. Más tarde, en el año de su muerte en 1790, escribió un documento que alentaba y obligaba a los bomberos norteamericanos a la quema de cualquier libro de influencia británica en las colonias.
Benjamin Franklin sin saberlo sembró la semilla para que más tarde en el siglo XX, el escritor Ray Bradbury y el filósofo Heidegger hicieran florecer, con resultados totalmente opuestos, esa idea tan incendiaria. El primero con una gran novela y el segundo con unos pensamientos totalitarios que abrazaban las ideas más nazis de su admirado Hitler.
"¡Llama, instrúyenos! ¡Esclarécenos! ¡Muéstranos el camino del que ya no se vuelve atrás! ¡Qué broten las llamas, que se enciendan los corazones!"
Palabras del rector y filósofo Heidegger en la fiesta de solsticio de 1933 con antorcha en mano y delante de una montaña de libros.
viernes, 12 de junio de 2009
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