jueves, 17 de enero de 2008

VISITA A LA FUNDACIÓN MIRÓ


Subo la montaña de Montjuïc, a mis pies veo la ciudad de Barcelona. El viento frío de la mañana que aún sacude la ciudad le limpia la cara, lo que permite observar los caóticos edificios de forma más clara. Tañen las campanas de una iglesia cercana que a modo de latidos nos indican el paso inexorable del tiempo y el transcurrir de la vida. ¡Hace ya tiempo, que en esa misma iglesia me derramaron el agua bautismal!.
El edificio de Sert está situado a media ladera de la montaña y alberga la sede de la fundación Miró. La gente peregrina a este templo de la nueva religión bautizada con el nombre de arte. La construcción del arquitecto barcelonés actúa en los días soleados como un catalizador de luz, no sé muy bien a que es debido, supongo que el blanco de sus paredes y la forma arqueada del techo con esos ventanales semiocultos que le ayudan bastante a atrapar los rayos solares.
Esta temporada en la fundación se expone una colección de cuadros de diversos artistas del siglo XX con el título "Un cuerpo sin límites" donde el cuerpo es el principal protagonista. La exposición es muy variopinta y el elenco de pintores es de primera categoría. Motivos más que suficientes para emprender la escalada a la montaña.
Siempre he observado a mujeres o chicas solas y concentradas en las obras expuestas en los museos y exposiciones, lo que me recuerda siempre a las bellas protagonistas de las películas Rohmerianas. El arte estático atrae al arte en movimiento.
Mi trayecto dentro de la exposición empieza y acaba en el mismo punto. No todos los cuadros me gustan por igual (como es lógico) y la variedad de impresiones es amplia. El cuadro "El pianotauro" de André Masson que encabeza esta entrada me gusta por la carga erótica y simbólica. Del gran Egon Schiele está "Desnudo sentado" simplemente genial, las chicas y no tan chicas con esas caras amarillentas y de aspecto medio enfermizo. Lucian Freud con "Retrato sobre una colcha blanca" magnetiza por su potente luminosidad que parece proyectarse fuera del lienzo. También me impresiona Eric Fischl con un cuadro que parece casi una fotografía por su realismo. La cabeza de la chica desnuda en la cama parece sacudida por espamos. Luego aparece Balthus con "El momento de levantarse" donde la joven Michelina que que a menudo fue su modelo (era hija del portero de la villa Médicis) está encima de la cama y entre sus manos juega y observa un extraño artilugio mecánico ante la atenta mirada del gato. Balthus logra crear una atmósfera de misterio e inquietud durante ese momento de levantarse, tan a menudo tratado por el pintor francés. El único pintor que en vida tenía obras expuestas en el Louvre. Para descansar me siento en esos incómodos bancos situados estratégicamente por las diferentes salas. Delante mio me saluda un cuadro de Georg Baselitz "Elke" que contemplo atentamente mientras mis pies agradecen el reposo. Mi mirada de aficionado detecta que el lienzo que tengo enfrente está al revés. En mi mente empieza una tormenta de preguntas; ¿Puede ser que se hayan equivocado al colocarlo? ¿Se lo comento al niñato (estudiantil en prácticas) que se pasea con las manos en la espalda?. Al final oigo a un hombre que repite a su pareja lo que oye por el teléfono guía. "Cariño, este pintor pinta siempre al revés". Voy a la cafetería de la fundación un poco trastornado y tomo el café intentando mentalmente dar la vuelta al cuadro. Seguro que algún multimillonario tiene un cuadro del artista en su mansión colocado al revés, es decir, al contrario de la idea del artista (surgida en 1969).
Salgo ya de noche y desciendo la montaña hacia las luces de la ciudad.

6 comentarios:

Jove Kovic dijo...

Lamento decir que no me gusta la Fundación Miró, de hecho no me gusta nada relacionado con Miró. He perdido buenas exposiciones por no ir a la Miró, ya sé que es una estupidez, pero Miró y Tàpies/as, son dos de los mayores estafadores del arte contemporáneo. No harán negocio a mi costa, grrrr. ¡ Es qué no puedo con ellos!

Desesperada dijo...

no puedo opinar sobre la Fundación porque no la conozco. y tampoco sobre el resto, ya que reconozco que las artes plásticas no me emocionan tanto como otras, la música y la literatura entre ellas. debe ser que mis someros conocimientos me impiden disfrutar al cien por cien de una pintura. normalmente me limito a contemplar lo que me emociona, a veces será una buena obra, a veces mala...

maumaunoexiste dijo...

A mi Miró me gusta pero sin entusiasmarme. El negocio del arte no me gusta nada y el de la pintura es vergonzante. Por suerte tengo un carnet que me permite entrar gratis a los museos. Por cierto, los museos son un foco de atracción para los turistas (?¿) y eso provoca mucho dinero. A veces el sacrificio hacia el arte tiene sus recompensas. Y en esta exposición la recompensa es alta.
SAludos!!

maumaunoexiste dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jove Kovic dijo...

Guiris, grrrrrrr!!

ekilore dijo...

En Diciembre, Nunile y yo fuimos a la Fundación Miró a ver una expo del Spai 13, un ciclo de Kawai muy interesante.

Lucien Freud me encanta.

Saludos