sábado, 9 de febrero de 2008

EL BOSQUE DEL LUTO


Se agradece que a veces llegen con cuentagotas a la gran pantalla buenas y minoritarias películas que frecuentemente hay que recurrir al DVD o a Internet para poderlas degustar visualmente. Un claro ejemplo es la del director ruso Sokurov del cual vergonzosamente sólo han estrenado en nuestro país una película, "El arca rusa" y en cambio su obra maestra "Madre e hijo" hubo que recurrir a la tabla de salvación del DVD para emocionarse y disfrutar de su belleza visual, creo que es una de las películas más bellas que he visto. ¡Qué gozada más inmensa hubiese sido verla en pantalla grande!
Todo esto acude a mi memoria a raíz de la película que he visto recientemente. Antes de Navidad por arte de magia (regalo de los reyes) se estrenó "El bosque del luto" de la directora japonesa Naomi Kawase y se escapó como una escurridiza anguila entre mis manos. Por suerte la he podido rescatar por una red causal de factores familiares y laborales en un remodelado cine de reestreno.
Me acuerdo del año pasado, cuando haciendo cola en la Filmoteca para ver la genial "Les amants réguliers" de Phillip Garrel, como los espectadores iban saliendo de la sesión anterior. Las caras eran todo un poema, resoplidos, cabreo e incluso uno salió con las gafas de sol puestas, vaya siesta se pegó el "cinéfilo". Inmediatamente me llamó la curiosidad saber de la película y del director. Era una joven directora de nombre Naomi Kawase. Conclusión, no fiarse y seguir el instinto, a mí me ha funcionado muy a menudo. Creo que tengo cierta facilidad para descubrir si una película me va a gustar o no antes de verla. Volviendo al tema de esta entrada que no es otro que recomendar y escribir sobre esta hermosa película japonesa. La directora proviene del documental y trabaja con actores no profesionales, con un estilo sobrio y profundo. La película explica como una joven enfermera de un bonito asilo y un anciano con algo de demencia senil comparten la pérdida de un ser querido, el hijo y la esposa respectivamente. El camino que recorreran ambos por el dolor de la ausencia está marcada por sutiles y elegantes metáforas. La soledad y la muerte cercana, el paso inexorable de tiempo, quedan espresadas visualmente por el paso desbordado de un río y por las marcadas palabras del anciano, "El agua nunca regresa a la fuente."
La memoria que con la edad se va perdiendo sería como un río subterráneo que iría del mar a una fuente cada vez más seca.
En resumen, un trabajo con gran pureza en su narración y con un enorme lirismo. Hay una escena donde las palabras del maestro del aforismo E.M Cioran le van como anillo al dedo: "El único sentido de la tierra es absorber las lágrimas de los muertos."

2 comentarios:

Jove Kovic dijo...

Tomo nota de su recomendación. Por cierto, ayer, Sallanworld y yo, dimos buena cuenta de unas pastas de Sacha.

maumaunoexiste dijo...

Sigue en pie lo del día tonto en Semana Santa para degustar las delícias de Sacha antes que ustedes agoten al maestro repostero. Veo que cae a menudo en la tentación de la buena pastelería, normal la tiene demasiado cerca.
Saludos!!!