Al despertar, tan rápido como el fuego, le recorre el cuerpo un escalofrío que acaba en un grito ahogado en la almohada, entre sollozos, con la cara oculta, como la luna.
No recuerda el sueño, sólo sabe que en su alma ha dejado una huella de tristeza profunda.
martes, 22 de abril de 2008
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1 comentario:
Me encanta la foto que has elegido, parece una muñeca rusa con los ojos de cristal.
ültimamente te bates la poesía, eh?
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