sábado, 4 de abril de 2009

CURRÍCULUM


El que suscribe, Jakob von Gunten, hijo de buena familia, nacido el día tal del año tal, educado en tal y tal lugar, ha ingresado como alumno en el instituto Benjamenta a fin de adquirir los escasos conocimientos necesarios para entrar al servicio de alguien. El infrascrito no espera absolutamente nada de la vida. Desea ser tratado con severidad para saber qué significa tener que dominarse. Jakob von Gunten no hace grandes promesas, pero se propone comportarse de manera honesta y encomiable. Los Von Gunten son un antiguo linaje. En otros tiempos fueron guerreros, pero al menguar su belicosidad se han convertido, hoy día, en altos consejeros y comerciantes. Y el último retoño de la estirpe, objeto del presente informe, ha decidido repudiar por completo cualquier tradición envirotada. Quiere ser educado por la vida y no por los principios hereditarios o aristocráticos. Sin duda es orgulloso, ya que le es imposible renegar de su naturaleza innata, pero por orgullo entiende algo totalmente nuevo, algo que corresponde, en cierto modo, a la época en que vive. Confía en ser moderno y de alguna manera apto para prestar servicios, además de no demasiado tonto e inútil; pero miente, pues no sólo confía, sino que lo afirma y sabe. De carácter rebelde, en él previven todavía ciertos rasgos del espíritu indomable de sus antepasados;sin embargo, pide ser reconvenido si da muestras de obstinación, y si esto no surtiera efecto,ser castigado, pues cree que entonces sí resultaría. Sea como fuere, ya sabrán cómo tratarlo. El infrascrito cree poder adaptarse a cualquier situación, por eso le es indiferente lo que se le ordene hacer; está firmamente convencido de que cualquier trabajo hecho con cuidado le supondrá más honor que llevar una vida ociosa y angustiada junto a la estufa de su casa. Un Von Gunten no puede permanecer junto a la estufa. Si los abuelos del que respetuosamente suscribe ciñeron la espada de caballeros, su descendiente prolonga la tradición al desear con toda el alma hacerse útil de algún modo. Su modestia no conoce límites cuando halagan su valor, y su celo por servir iguala a su ambición, que le ordena despreciar cualquier sentimiento de honor molesto y pernicioso. En su casa, el infraescrito ha vapuleado a su profesor de historia, el respetable doctor Merz, infamia de la cual se arrepiente. En la actualidad aspira a vencer el orgullo y la arrogancia que aún animan parcialmente, arrojándolos contra el inexorable roquedal de un trabajo duro. Es parco en palabras y jamás divulgará las confidencias que se le hagan. No cree en un reino de los cielos ni tampoco en un infierno. La satisfacción de quien lo emplee será su paraíso, y la triste reacción contraria, su infierno aniquilador; pero está convencido de que no habrá quejas contra él ni contra sus servicios. Esta firme certidumbre le da valor para ser lo que es.

Jakob von Gunten

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