martes, 28 de agosto de 2007

EL ÚLTIMO PASEO DE ROBERT WALSER


En la literatura existen escritores con una vida de lo más alucinante y que incluso superan a sus propias obras. Un escritor de esta raza es sin duda el suizo Robert Walser. Mi devoción hacia este escritor arranca de un relato suyo titulado precisamente "El paseo", libro que inspiró claramente a Peter Handke para escribir la espléndida "La tarde de un escritor". Lo más sorprendente de Walser es la facilidad que tiene en narrar estampas de la vida cotidiana de una manera única, con un sentido de humor especial y de forma sutilmente inquietante.

La vida de este gran escritor como decía anteriormente es digna de una película (existe una película portuguesa "Branca de nieve" de Monteiro). Algunos esbozos de su vida son realmente curiosos en un escritor. Pronto abandona la escuela y trabaja en diversos oficios como empleado de oficina, también como sirviente en una gran mansión al tiempo que escribe relatos y poesía. Durante ese tiempo sufrió una gran depresión acompañada de alucinaciones, al parecer producido por una extraña enfermedad nerviosa degenerativa de índole hereditaria. La madre y un hermano se habían vuelto locos. Los síntomas eran variopintos y con el tiempo se iban agravando. Algunos ejemplos: Cuando llamaban a la puerta se escondía en el armario y decía "pasen", se reía solo en público, decía que le perseguían, se quedaba callado largo rato para luego soltar un gran monólogo propio de un libro suyo, por las noches se despertaba con la mano en el cuello entre gritos...

Al final después de un intento de suicidio su hermana en 1929, a los 51 años, lo interna en un hospicio de Waldau con su consentimiento, para luego ser trasladado en 1933 contra su voluntad a un psiquiátrico de Herisau.

En el período que pasa internado -- estaba encantado como Hölderlin de "poder soñar en mi modesto rincón"-- se dedica quehaceres cotidianos y a pasear tarea que realizaría hasta el último día de su vida. En ese tiempo no escribe nada. A finales de los años 60 encuentran 526 papeles con microgramas de letra minúscula formando rectángulos perfectos a modo de cuadriláteros y escritos en una variante personalizada de la escritura Sütterlin (caligrafía especial utilizada a principios del siglo XX en Alemania). La obra de un loco lucido. Un grupo de investigadores empiezan el trabajo de descifrar esta obra, labor que tardan quince años en completar. Walser aparte de ser desde siempre un paseante consumado empleaba el resto del tiempo, antes del internamiento, en anotar todo lo que le pasa por su lucida mente en hojas (nunca blancas para evitar el bloqueo de la hoja vacía) a modo de notas y bosquejos. Sufre la crisis de la pluma, el tedio de la pluma y tener que cargarla constantemente. Se pasa al lápiz y su obra se perfilará gracias a esos borradores empleando la "lapizura" como una técnica de trabajo.

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"Fue en aquella época, oh, en aquella época, cuando yo pasaba unos días soleados, jóvenes, estúpidos, anodinos y despreocupados en la pequeña ciudad de Thun, célebre por sus hermosos paisajes. Esa realidad montañesa, y luego de nuevo esa habitación vieja y oscura en la que, por así decirlo, me escondía. ¿Me escondía? ¿Por qué digo eso? No tiene ningún sentido. De momento lo digo así, sin más, y luego ya veremos si vuelvo sobre ello. ¿Y ahora qué? Ajá, ese resplandor. Sí, sí, esa dulce música como de violines, esa pieza de Viena, como quien dice medio muerta, olvidada. Sí, sí, eso es. (...)"
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Escrito a lápiz. Microgramas I (1924-1925)


El 25 de diciembre de 1956 sale como cada mañana a pasear, será su último paseo. Unos niños ven como si fuera un paquete caído de un trineo, un bulto oscuro, se acercan corriendo con la ilusión de encontrar un regalo perdido en el trajín de las fiestas navideñas. Con el susto en el cuerpo y gritando avisan a sus padres. Identifican el cuerpo como el de un loco del cercano manicomio de Herisau.



-----------------------------NIEVE --------------------
Nieva que nevará, la tierra se repliega
en un lamento blanco, allá a lo lejos.
Vacila bajo el cielo el hervidero
de copos en un ay, nieve, la nieve.
Ofrenda de una calma y una
amplitud inédita,
me ablanda el mundo blanco de la
nieve.
Mi ansiedad diminuta se agiganta
y en lágrimas se ahoga lo más hondo.
Robert Walser







4 comentarios:

Jove Kovic dijo...

Un escritor fascinante. Una de las cosas que me ha perseguido desde que tengo uso de razón es la posibilidad que sólo se pueda crear verdadero arte desde la locura, o al menos desde los territorios colindantes de la neurosis.
Me permito recomendarle el "Doctor Pasavento" de Enrique Vila Matas; una aproximación a Walser desde una óptica singularísima.

Feingeschliffen dijo...

El paseo es una auténtica maravilla.

maumaunoexiste dijo...

Pasavento seguro que caerá tarde o temprano en mis manos, tengo ganas. Gracias j. por la recomendación!
Estoy de acuerdo con f. "El paseo" es una maravilla. Ahora estoy leyendo el libro de relatos "La rosa" y los "Microgramas I" y me están gustando mucho.
SAludos!!!

ekilore dijo...

Pobrecito, debió sufrir mucho.

"Nieve" me ha parecido preciosa. Me ha parecido increíble que llame diminuta a su ansiedad, no sé, totalmente inesperado y bello.

Gracias