Paseando por una calle que desemboca en las ramblas y nace en la plaza del Pi en Barcelona vi una casa de arquitectura clásica como en las que me gustaría vivir. Una casa que he visto mil veces....
Siempre que he paseado, transitado por esta calle infestada por turistas despistados la casa siempre ha estado cerrada a cal y canto de puerta y ventanas. Nadie se asoma al bonito balcón, sólo algunos desalmados "grafiteros" tatuaron su bonita fachada con feos garabatos de colores.
Por la puerta no se puede entrar ya que hay un agujero en forma de rampa que lleva a no sé que tienda. Eso fue lo primero que me llamó la atención. Una casa donde no se puede entrar, que raro.
La sorpresa fue creciendo a medida que iba mirando con más detenimiento la casa y más exactamente de perfil, comprobé que no tiene fondo (foto lateral). Es un trampantojo, una trampa al ojo, no existe la casa, sólo permanece su fachada.
La fachada se asemeja terriblemente a un rostro. Los pequeños balcones superiores como ojos cerrados a esta nueva ciudad pensada cada vez más al turismo, la ventana central como una nariz chata y profunda y el balcón inferior con una larga barandilla de hierros oxidados como dentadura de una boca poco sana y sucia debido a la edad y a la contaminación. Incluso tiene un tatuaje a modo de bigote. Parece la cara de la otra Barcelona, la perdida y destruida por el avance de la (in)civilización.
Siempre me han gustado los trampantojos de ventanas, que son los más utilizados para guapear las fachadas. ¡Pero en toda una casa!
Me quedé atónito.
Una casa que no es casa de nadie y donde a mí me gustaría habitar pero en otra parte de la ciudad.
6 comentarios:
A mí también me gustan los trampantojos o, más pedantemente, "trompe-l'oeil". Esta foto la tomé en París el mes pasado.
Saludos
Esa foto me desconcierta, ¿Qué es exactamente?
Parece el efecto de la resaca de la noche anterior.
SAludos!!!
ja ja ja ja ja sí, feinges, hasta me he mareado!
curioso lo del gigantesco trampantojo arquitectónico... en barcelona son únicos!
Es un genial trampantojo hiperrealista de un edificio "blando" en la avenida George V en París, si no recuerdo mal.
Admito que a mí me gustan los trampantojos.
No sé porque se empeña en llamar ciudad al parque temático en el que actuamos cada día de manera gratuita para la invasión de guiris.
Por causa de esa invasión, he dejado de pasear por la Ribera y el Gòtic. El Born no tiene ningún interés, salvo que sea uno esnobista militante.
Qué genial mareo!
Jove, ¿No te gustan el Born y el Gòtic? Son dos de mis zonas favoritas para pasear por Barna!
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